Cars and Girls

Cars and Girls es el título de una famosa canción que en 1988 lanzó a la fama al grupo británico llamado Prefab Sprout . La canción es una crítica a Bruce Springsteen y la limitada subjetividad percibida en sus canciones. McAloon, líder de la banda, sugirió que la percepción que Springsteen tiene del mundo es demasiado restrictiva, y que «algunas cosas lastiman más, mucho más, que los coches y las chicas».
A pesar de la pretendida crítica, el tema llegó a formar parte, irónicamente, del conjunto de canciones relacionadas con la pasión de viajar al volante y soñar con chicas guapas. Es algo paradójico.
Revisando la iconografía de los trabajos de Jorge Hernández, quizá podamos alcanzar a adivinar un caso similar. Donde aparecen mujeres, coches y carreteras  el espectador puede, fácilmente, tomar a la ligera el significado, pero no se dejen llevar por la primera impresión. Donde aparecen vehículos debemos pensar  que son máquinas para transportarse, para huir, medios de evasión, paradigmas de la libertad, hogares fugaces. En la famosa película de Steven Soderbergh, Sexo,mentiras y cintas de vídeo, uno de los protagonistas, Graham, comenta acerca de la necesidad de tener un vehículo propio: «No, es sólo que… tú sabes, sólo creo que ahora tengo una llave y todo lo que es mío está en el coche, a mi me gusta. ¿Sabes?, si consigo un apartamento, son dos llaves. Si consigo un trabajo, tendré que cerrar y abrir, y son más llaves. Compro cosas, tengo miedo de que me las roben o algo y pongo más cerraduras y eso son más llaves. Tú sabes, me gusta tener una sola llave, es más limpio».
Todo lo que posee está en su coche, Graham no quiere ataduras. «Hay que poder moverse, por si tienes que ir corriendo a alguna parte», nos advierte.
Las chicas, como ocurre con los coches, adquieren connotaciones inherentes al ser humano. Son reflejos de inquietudes, de comportamientos, de respuestas, de preguntas. «¿Qué da sentido al camino como cuando éramos jóvenes?», nos cuestiona Prefab Sprout en su famosa canción. Las chicas son las protagonistas de una exposición que nos introduce hacia temas tan poco banales como el problema del cambio climático, la ausencia de igualdad de género o las innecesarias necesidades creadas por nuestra sociedad actual.
 
En cuanto al aspecto formal, la cinematografía sigue constante en su trabajo pero, como ya ocurriera en la anterior exposición individual El Filibustero, la aparición de las redes sociales toma protagonismo. Fusionar, en esta ocasión, los “screemshots” realizados en Instagram con el lenguaje narrativo del séptimo arte ayuda a tratar de convertir a verdaderos desconocidos en principales protagonistas de una obra de arte. Hay cosas en Cars and Girls que, verdaderamente, significan más, mucho más, de lo que parece.